le dice al amateur: ¿tú no te quieres parecer a Laoconte? ¿no quieres emular con tu estómago la parrilla en la que ardió San Lorenzo?
El culturista -que es el último romántico- le dice pastillas, le dice agujas, batidos. Le habla de la trinidad: calorías, tiempo, distancia recorrida.
El amateur le pregunta por la vigencia de los efectos secundarios en el hígado, el sexo; también en el pelo. El culturista echa hacia atrás las escápulas y le dice "en un mes trece kilos de músculo", intercala un incierto "depende" y recuerda que en Málaga alzó una copa. Le reprende: "pero, chaval ¿de verdad vas a nadar en el carril de los lentos?"
El culturista -que es el último romántico- le dice pastillas, le dice agujas, batidos. Le habla de la trinidad: calorías, tiempo, distancia recorrida.
El amateur le pregunta por la vigencia de los efectos secundarios en el hígado, el sexo; también en el pelo. El culturista echa hacia atrás las escápulas y le dice "en un mes trece kilos de músculo", intercala un incierto "depende" y recuerda que en Málaga alzó una copa. Le reprende: "pero, chaval ¿de verdad vas a nadar en el carril de los lentos?"
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